lunes, 30 de abril de 2012








En noviembre de 1884 se celebró en Chicago el IV Congreso de la American Federation of Labor, en el que se propuso que a partir del 1º de mayo de 1886 se obligaría a los patronos a respetar la jornada de 8 horas y, si no, se iría a la huelga.
En 1886, el Presidente de los Estados Unidos, Andrew Johnson, promulgó la llamada Ley Ingersoll, estableciendo las 8 horas de trabajo diarias. Como esta ley no se cumplió
las organizaciones laborales y sindicales de Estados Unidos se movilizaron. Llegada la fecha, los obreros se organizaron y paralizaron el país productivo con más de cinco mil huelgas.
El episodio más famoso de esta lucha fue el funesto incidente de mayo de 1886 en la Haymarket Square de Chicago: durante una manifestación contra la brutal represión de una reciente huelga una bomba provocó la muerte de varios policías. Aunque nunca se pudo descubrir quién fue el responsable de este atentado, cuatro líderes anarquistas fueron acusados, juzgados sumariamente y ejecutados.
En julio de 1889, la Segunda Internacional instituyó el "Día Internacional del Trabajador" para perpetuar la memoria de los hechos de mayo de 1886 en Chicago.
Esta reivindicación fue emprendida por obreros norteamericanos e, inmediatamente, adoptada y promovida por la Asociación Internacional de los Trabajadores, que la convirtió en demanda común de la clase obrera de todo el mundo.Protesta sindical
La fecha como día conmemorativo fue adoptada en casi todos los países democráticos, cuando la Asociación Internacional de Trabajadores reunida en París en 1889, invitó a una movilización mundial de trabajadores para repudiar los hechos sanguinarios de Chicago, a celebrarse el 1 de mayo de 1890. Los únicos que se abstuvieron de agendar en su calendario esta fecha, fueron Estados Unidos, el Principado de Andorra y el Reino Unido. Los socialistas pretendieron recordarlo como un día festivo, porque el fin fue cumplido y los anarquistas prefirieron considerarlo un día de duelo, por la muerte y sufrimiento de aquellos trabajadores.
La comunidad cristiana mostró su apoyo a los reclamos obreros al adoptar ese mismo día, 1 de mayo, como el de San José Obrero, durante el papado de Pío XII.

Aquí teneis un enlace para realizar una caza del tesoro sobre esta jornada reivindicativa.


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