Era un hombre de gran cultura, amante de la filosofía (Nietzsche), la literatura (Dostoyevski) y la música (Wagner).Influido por el budismo, muestra en su obra cómo el dolor, tanto físico como espiritual, es algo inherente a la vida.Estudiaba para ser abogado, pero una dolorosa enfermedad lo mantuvo durante dos años en cama, siendo un joven de 18 años,y esta experiencia hizo que su vida diera un vuelco, e incluso dejó sus estudios para dedicarse a pintar.
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Dijo un día:
“La pintura puede serlo todo. Puede ser un resplandor solar en medio de una ventada. Puede ser una nube de tempestad. Puede ser una huella de hombre por la vida, o un golpe de pie –¿por qué no?– que diga “basta”. Puede ser un aire dulce de madrugada, lleno de esperanzas , o un vaho agrio salido de una prisión. Pueden ser las manchas de sangre de una herida, o el canto en lleno cielo azul, o amarillo, de todo un pueblo. Puede ser lo que somos, el hoy, el ahora y el siempre.” Antoni Tàpies; fragmento del cuento El joc de saber mirar; Cavall Fort (Barcelona), núm. 82 (enero de 1967).
Descanse en paz.
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