En los primeros días había en el reino de los andaluces
una ciudad. Había un fuerte castillo cuya puerta no era para entrar ni aún para
salir, sino para que la tuvieran siempre cerrada. Cada vez que un rey moría y
otro rey heredaba su trono, éste añadía con sus manos una cerradura nueva a la
puerta, hasta que fueron veinticuatro cerraduras, una por cada rey. 
En la última vieron grabada una letrero terrible. El
rey lo leyó y lo comprendió todo. Decía así: “Si alguna mano abre la puerta de
este castillo, los guerreros de carne que se parecen a los guerreros de metal y
madera de la entrada se adueñarán del reino”. 
Contesta a las siguientes preguntas:
3.- ¿Cuántas cerraduras
tenía ya la puerta? 
4.- ¿Por qué quiso el nuevo
rey abrir la puerta? 
8.- ¿ Qué decía el letrero
de la última habitación? 
9.- ¿Cómo podría titularse
esta leyenda? 

Estas cosas sucedieron así. Antes de que tocara a su
fin, los árabes al mando de Tarik se apoderaron de esa fortaleza. Tarik derrotó
a ese rey y vendió a sus mujeres y a sus hijos y destruyó sus tierras. 









